LA DERROTA DE LA REVOLUCIÓN

LA DERROTA DE LA REVOLUCIÓN, 50 AÑOS DESPUÉS
Jorge Hernández Fonseca

www.cubalibredigital.com

1 de Enero de 2009



Resulta una verdadera contradicción (difícil de explicar) que la llamada “revolución cubana”, revestida internacionalmente hasta hace muy poco tiempo de aquella aureola romántica, justamente cuando consigue cumplir su medio siglo de vida, ha devenido en un suceso lamentable y gris, algo así como fracasado, anunciando a los antiguos (y ya envejecidos) “barbudos”, toda la derrota ideológica, publicitaria y práctica que la situación actual representa.



No es la opinión pública la que derrota políticamente una situación de facto. Pero cuando la opinión mayoritaria --como es el caso ahora-- coincide con una orfandad ideológica patente, con una mendicidad económica lamentable y con un deterioro ético y moral degradante, podemos decir sin lugar a dudas que el proceso ha llegado a su fin, aunque este se resista a desaparecer.



Los mismos medios de comunicación, que hasta hace muy poco tiempo edulcoraban imágenes y hechos sucedidos en la isla, ahora, obligados por el necesario recuento que medio siglo de vida obliga, han dado su veredicto negativo a lo que sucede dentro de la isla, tanto en los órdenes social, como político y económico. Simbólicamente, la “revolución cubana” ya no existe.



Lo anterior no es un enfoque discreto, de algún medio, en un país. El veredicto negativo hacia la dictadura de los hermanos Castro en Cuba ya es universal y abarca no sólo el Continente Americano, como que se extiende a la Europa desarrollada, Asia y África. Finalmente, y por el esfuerzo informativo del exilio cubano, por el testimonio inestimable de sus mejores hijos y por la realidad constatada por los enviados especiales a la isla, “la revolución” no es más que una vulgar dictadura.



Varios factores adicionales de peso han colaborado a que la verdad sobre Cuba se abra paso en la opinión pública mundial: en primer lugar, el largo tiempo que el pueblo cubano se ha mantenido esclavizado por un gobierno represivo y cruel. Fue mucho el tiempo que el análisis tardó en dar su veredicto real. En segundo lugar, el deterioro evidente de la imagen del dictador así como sus sucesivas e inconexas incursiones en el mundo editorial. En tercer lugar, el engaño que significó la promesa de cambios de su hermano Raúl, que al final se resumió a “dejar entrar a los cubanos a sus propios hoteles”; y por último, el obligado recuento que una fecha tan destacada obliga a hacer, comparada con los años pre revolucionarios: Una derrota aplastante de la “revolución” ante la Cuba republicana.



Sumado a lo anterior se disputan la primacía de esta sucesión de hechos, la existencia en la isla de un sentimiento evidente de desencanto entre los más jóvenes, que durante 2008 tuvo dos momentos culminantes y una consecuencia trascendente: por un lado, el surgimiento del Blog de Yoani Sánchez y su repentino salto al estrellato internacional, cubierto de merecida gloria y de premios internacionales; por otro lado, la sucesión de eventos provocados por la prisión del roquero Gorky Águila, que culminaron con su juicio y puesta en libertad, después de un obscuro incidente ante la tribuna de Pablo Milanés protagonizado precisamente por Yoani, lo que muy probablemente haya tenido la consecuencia de una toma de conciencia adicional del citado y conocido canta-autor cubano, del que se dice actuó tras bambalinas a favor del roquero en desgracia para que fuera liberado.



Como colofón de fin de año y consecuencia trascendente de todo lo anterior, no tardaron en llegar a las primeras planas de los principales periódicos de asuntos cubanos las declaraciones bombásticas de Pablo Milanés denunciando el estado de cosas en su “amada isla”. No voy a enjuiciar aquí la controvertida figura de Pablo y lo que representó para los factores simbólicos que la dictadura siempre manejó interna y externamente para mantenerse a flote. Voy a basarme precisamente en la figura del creador de muchos de esos símbolos y los criterios críticos expresados para los que quisieron escucharlo en el mundo: Acabó el idealismo “revolucionario”.



Hay además importantes contextos internacionales también asociados a lo que sucede dentro de la isla, que han colaborado adicionalmente a este momento de derrota de los valores simbólicos de la dictadura cubana. Fue la victoria de Barck Obama, como presidente electo en Estados Unidos, quizá el más impactante en la opinión pública cubana. El propio Pablo Milanés, en una parte de su referida entrevista, y representando una opinión generalizada en Cuba, “sangró por la herida” del racismo existente en la “revolución” y expuso su criterio respecto a lo increíble que era el avance --en sólo 40 años-- del sistema de libertades norteamericanas, al llevar a un negro (como lo es el propio Pablo) a la presidencia del país, mientras que en la isla se mantienen marginados política y económicamente por la falta de libertades.



A Raúl le espera un año muy difícil, en el que no le será cómodo lidiar con el peso muerto de una revolución decadente y una juventud que ya no lo respeta. Muy probablemente su hermano hará el mutis final y definitivo, en medio de una crisis económica mundial, que los precios bajos del petróleo hicieron víctima propicia al principal mecenas cubano, Hugo Chávez. A pesar del esquema represivo, no hay fuerza capaz de detener una reacción de la juventud cubana desengañada, a la que se le pide ahora, como en todos los años anteriores, “apretar el cinto”, como si esto fuera posible en la situación extrema en que se encuentra el país. Si a todo esto agregamos las “movidas” que ya los asesores de Obama programan para enfrentar a Raúl y sus generales, concluimos que este pudiera ser el año clave para el fin de la dictadura.
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