Latinoamérica debe comprometerse
con la libertad en Cuba
ESCRIBE: Jaime Trobo - Diputado del Partido Nacional
No ha sido fácil, a través de los años, lograr adhesiones francas y decididas que podríamos llamar "militantes", de vastas corrientes políticas latinoamericanas, en pro de la demanda de libertad y democracia para Cuba. Sometida durante cincuenta años a una dictadura feroz, que se alimentó de la lógica del macartismo para descalificar a quienes reclamaban contra sus métodos de terrorismo de Estado, Cuba y su pueblo han perdido hasta hoy mucho tiempo, como resultado de la falta de solidaridad bien entendida de la región.
La nación cubana ha sido víctima del debate ideológico de la "guerra fría", que formó parte de los enfrentamientos entre una visión totalitaria y desinteresada en la libertad individual y la siempre difícil construcción de una sociedad plural, democrática y en libertad con respeto a los DD.HH. y sentido de solidaridad. Ha pasado tanto tiempo, que la costumbre al paisaje totalitario y el liderazgo irreductible de Fidel Castro que atropelló, por cualquier método, con las opiniones discrepantes adentro o afuera de cubanos o extranjeros, nos han hecho creer que la biología podría más que las ideas y los ideales.
La derrota de la dictadura comenzaría recién cuando el "patriarca" fuera incapaz de reaccionar física y psíquicamente. Como ello esta ocurriendo, al menos la eficacia de la biología, para pena de los cubanos presenta el espejismo de un cambio, que como cabales demócratas nos negamos a aplaudir.
No corresponde abrir créditos a las cualidades conductivas de la corte que instruyó los macabros expedientes que despachó durante cincuenta años Fidel Castro contra su pueblo y contra la libertad en América Latina. Corresponde que se le exija al gobierno la demostración práctica, con pasos claros y conducentes, de desmontaje del aparato represor y la habilitación del derecho natural que el ser humano debe tener a expresarse libremente en sus convicciones, sus opiniones y reclamar por sus derechos. Esto es lo que debe ocurrir. Otra actitud sería secundar la vigencia, aunque fuera languideciente, de una dictadura lisa y llana, que hoy pretende perpetuarse para beneficio de los jefes, sea en la satisfacción lúdica del poder, sea en beneficio personal o familiar.
Días pasados participamos en San José de Costa Rica, de la reunión en la cual la Organización Demócrata Cristiana de América aprobó una declaración enfática que señala el rumbo ineludible para que Cuba sea digna para su pueblo libre. Esta organización de partidos latinoamericanos se ha hecho cargo de una responsabilidad que nadie debería eludir. Dentro de esa hoja de ruta, un elemento ineludible es el reconocimiento de la oposición y la disidencia como interlocutores legítimos en un proceso de transición y apertura. En ese grupo de esforzados patriotas, políticos, periodistas, activistas de DD.HH., estudiantes, religiosos, sindicalistas, ex combatientes de la revolución, militares desencantados, en fin, cubanos con derecho a decidir su destino y participar de la forja del futuro de su patria no puede estar ajeno a todo lo que se quiera hacer para ayudar a Cuba para que reingrese al concierto de las Estados democráticos de América Latina. El diálogo con un gobierno de facto nunca puede ser instrumento que lo legitime, apenas que lo comprometa a desencadenar un proceso hacia la libertad ya, en cuyo transito las únicas garantías deben ser para el pueblo.
LA RED EXIGE : LIBERTAD PARA LOS PRESOS POLÍTICOS CUBANOS
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