sábado, 6 de diciembre de 2008
ARTÍCULO DE "EL PAÍS" SOBRE MÉDICOS CUBANOS
Desde el recodo
Cómplices...
Enrique Beltrán
El convenio de Cuba y el gobierno en torno a la presencia de los médicos de aquel país para realizar gratuitamente operaciones de la vista, fue por una parte un aporte social y humano exitoso, como que se registraron más de cuatro mil operaciones de cataratas que han devuelto la vista a quienes carecían de ella. Sin embargo, con ese venturoso logro es que aparecen dudas y sombras que ponen nubarrones en lo que debería ser luces de aquel cuadro. La primera duda es ¿por qué no se extremaron los esfuerzos con los oftalmólogos nacionales para encarar por lo menos, una buena parte de esa operación? Si hubo tratativas parece que han sido escasas, más intransigentes que flexibles y creo que marcadas desde el principio por un cariz político que ha sobrevivido a lo largo de esta llamada "Operación milagro". El nombre elegido es deliberadamente grandilocuente. Porque aunque "milagro" lo puedan sentir algunos de los que vuelvan a ver, muchos saben que desde hace años gran cantidad de esas operaciones están al alcance de la ciencia más rutinaria. En la grandilocuencia hay otros que solo buscaron, lo que es un móvil reiterado en el operativo que es procurar darle una mano a la decaída tiranía cubana, y arrimar algunos leños a su insaciable caldero político. Como lo señala bien nuestra periodista Eloísa Capurro en "Que Pasa" tres centros oftalmológicos de los Hospitales de Clínicas, Pasteur y Maciel reclamaban recursos imprescindibles para equiparlos a cargo de médicos uruguayos, cosa que no se hizo. Estaba silenciosamente en marcha el operativo con los cubanos, y con él la reforma del Hospital Saint Bois que como se hallaba casi en ruinas, hubo que invertir para ponerlo en condiciones y adaptarlo a su nuevo destino una buena cantidad de dinero para que funcionara tanto de hospital como de hotel. La delegación cubana que debió entregar los pasaportes en su embajada, estaba compuesta de 28 personas desde médicos oftalmólogos, ingenieros, licenciadas en farmacia, anestesistas, personal para el laboratorio, dos choferes y creo que hasta una cocinera. No está demás señalar frente al tamaño de este operativo que el Hospital de Clínicas cuenta en su haber una cifra de cuatro mil operaciones de cataratas. Es la obra generosa del Club de Los Leones que realizó el equipamiento y los aportes que por lo visto no ha querido o podido hacer el Ministerio de Salud Pública para la asistencia de médicos uruguayos. He ahí un ejemplo silencioso, poco resonante, carente de todo móvil político, que respeta la capacidad y preparación de los oftalmólogos compatriotas que realizan una alta función social y que no tiene ni encierros, ni banderas, ni colores partidarios.
Es evidente que la delegación cubana está obligada a vivir como si estuvieran en un rincón de Cuba es decir en prisión restringida y bajo vigilancia, con televisión y radio cubana. Y todos los que están aquí, con las familias allá en Cuba como dolorosas garantías de su silencio y de su sometimiento. La vigilancia, la libertad a medio encierro, la internación con pocos escapes, o con salidas permitidas y controladas, todo eso hace un rincón de la Cuba totalitaria en nuestro país libre. Lo increíble es que el gobierno así lo combinó, pues no creemos que todo ello se pueda hacer a sus espaldas aunque para ello deba cerrarse el libro de la Constitución. ¿Hasta dónde se subestiman las libertades ganadas a lo largo de nuestra historia como para traficar con ellas? O como se pregunta Tomás Linn en su columna de Búsqueda: ¿seremos cómplices de algo tan abominable?
El País Digital
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