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CUATRO MÁRTIRES

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RED URUGUAYA POR DEMOCRACIA PARA CUBA

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sábado, 3 de agosto de 2013

EL TORTURADOR VIVE EN CUBA

Martínez está en Cuba
Escribe Luciano Alvarez El presidente José Mujica y la senadora Lucía Topolansky peregrinaron a la Meca, se encontraron con Fidel, fatigaron las anécdotas de viejos combatientes y Mujica comentó admirado el conocimiento enciclopédico de Fidel: “Se está preocupando nada más y nada menos de conseguir y poder seleccionar variedades de vegetales verdes altamente proteicos.” En un breve discurso sobre el aniversario del Moncada mencionó 5 veces la palabra dignidad, cuatro de ellas para definir a la revolución cubana: “Han sido porfiadas décadas de lucha por la dignidad del pueblo cubano.”[…] “…esta revolución, que fundamentalmente ha sido la revolución de la dignidad, de la autoestima para los latinoamericanos, nos sembró de sueños, nos llenamos de quijotes.”[…] “Cubanos, sus antepasados nos han enseñando el valor que tienen la vergüenza y la dignidad.” […] “Gracias, por lo mucho que nos dieron, por lo mucho que nos dejaron y, sobre todo, por la dignidad con que suscribieron el derecho a autodeterminarse que tiene un pueblo, más allá de sus dimensiones.” Por encima de toda discusión y balance sobre la Revolución Cubana en lo económico, lo político y lo social, nadie puede ignorar que en Cuba, por definición explícita de su constitución, no hay pluralismo ni tolerancia para quien se oponga a la dictadura del Partido: ¿Qué sentido puede tener la palabra dignidad referida a un régimen absolutista? ¿Qué dignidad puede atribuirle el señor Mujica a un régimen que viola los derechos humanos un día sí y otro también? Hace mucho tiempo que me obsesiona una pregunta: ¿Cómo es posible acallar la conciencia e ignorar la piedad, la rebeldía y el testimonio contra la tortura y la prisión por razones políticas en nombre de supuestas utopías? Y esta obsesión se convierte en indignación cuando quienes se niegan a ese deber vivieron en su propio cuerpo la cárcel, el maltrato y la tortura. Una vez más revisé la literatura sobre el tema; los documentos de organismos internacionales y los testimonios. José L García Pérez (Antunez) es un cubano que encabeza el “Frente Nacional de Resistencia Cívica y Desobediencia Civil Orlando Zapata Tamayo”. Es un devoto de la resistencia no violenta, nacido en 1964, que vive en la pequeña ciudad cubana de Placetas de 70.000 habitantes. Pasó 17 años en la cárcel y ya libre se ha negado a dejar Cuba bajo la divisa “Ni me callo ni me voy”. En medio de una entrevista en la que detalló la vida carcelaria dijo: “La tortura, el maltrato, el ensañamiento es algo adicional a la propia sentencia. […] Los carceleros necesitan golpear al preso.” Inmediatamente me trajo a la memoria otra frase: “En todos los cuarteles donde me trasladaban me recibían así: ‘Yo puedo hacer lo que quiero con usted; nadie sabe que está acá, nadie se va a preocupar por lo que pase con usted.; usted está en nuestras manos.’” Quién lo dice es Henry Engler, uno de los 9 tupamaros mantenidos en condición de rehenes durante la dictadura. Lo dice en el documental El Círculo: las vidas de Henry Engler (2008). El centro del relato de 134 minutos son las condiciones de detención, prologadas por la infaltable justificación de la lucha armada en los años 60 y 70. En uno de los momentos más intensos Engler relata lo siguiente: “Una noche entró un oficial del ejército, un teniente Martínez, que era karateca. Ya cuando entró me di cuenta que me iba a pegar en los testículos, entonces lo que hice fue poner las manos así (hace el gesto de protegerse)… y estaba ahí con mis cuarenta y dos, cuarenta y tres kilos parado; entraron un sargento y otros soldados, ahí [Martínez le dice]: ‘Vos tenés la orden de poner las manos atrás.’ Yo no moví las manos…. Y se empieza a enojar… Me dice: ‘Me estás provocando, hijo de mil putas. Poné las manos atrás’. Y yo sigo con las manos acá, entonces me pega un empujón, me tira contra la pared y empieza a darme golpes de karate. Y yo pienso, ‘bueno, si yo tengo el control de mis pensamientos, ahora es el momento de ver si realmente lo tengo. Entonces lo que tengo que hacer ahora es concentrarme en no tener ningún pensamiento que yo no quiera tener contra él.’ Entonces cuando me dejó de pegar, estaba molido, pero entonces me le acerqué con las manos acá y me le paré enfrente. ¡Ah bueno!, me mandó otra descarga de esas, me tiró…[…] Cada vez me costaba más [levantarme], pero iba y me le paraba enfrente, concentrado en el asunto de los pensamientos… al final ya casi no me podía levantar. Trataba de levantarme pero ¡Tenía una moledura…! y continuamente trataba de pararme […] y al final se cansó […] Cuando se iba le digo: ‘Lo conseguí.’ Entonces se dio vuelta y me dijo: ‘Que conseguiste ¿Qué? Hijo de mil putas, ¿Qué decís?’. [Engler responde] “No tuve ni un pensamiento involuntario, ni uno.” Entonces dice: ‘Este hijo de puta está totalmente loco.’ Y ahí se fue. A mi me produjo una sensación de satisfacción el haber conseguido eso.” La paliza era gratuita, ni siquiera tenía el propósito de interrogar, era como decía José L García Pérez algo propio del sistema… “el ensañamiento es algo adicional a la propia sentencia.” En el mismo documental, Mauricio Rosencof, otro de los rehenes reitera dos consignas que lo guiaron desde los tiempos de la cárcel: “En esa instancia de militancia, lo nuestro era resistir. Pero a eso se sumó una motivación, que las podés ver en los campos de concentración y en las instancias más tensas del individuo y es el de dejar testimonio.” Hace pocos días fue entrevistado por Gerardo Tagliaferro (Montevideo Portal) y se refirió a los dichos de Mujica en Cuba: “Se está manejando con una cintura que ni el “Chicharra” Ramos. Pero está muy bien, el fijar que fue una novia de la juventud... y particularmente en el caso de Cuba tenemos mucho para agradecer.” Entonces me pregunté: Mauricio, tantos años de “resistir”, tantos de “testimoniar”. ¿Para qué? ¿Qué aprendiste? ¿A dar testimonio y militancia para la piedad o para jugar al Rambo que “resistía” todas las torturas del vietcong antes de hacer una matanza colectiva? ¿Porque ese perpetuo idilio con los Castro? ¿Acaso ignoras que el Teniente Martínez está en Cuba, trabajando duro? ¡LIBERTAD PARA TODOS LOS PRESOS POLÍTICOS CUBANOS! RED URUGUAYA POR DEMOCRACIA PARA CUBA

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